La escritura nos regala un oído sin juicios, una mano amiga que nos sostiene cuando necesitamos desahogarnos a todo color.
Querido Lápiz y Papel,
Gracias por tu fidelidad. Eres un amigo prudente, de esos que acompañan, escuchan sin interrumpir y te dejan ser.
Alumbras el camino del autoconocimiento, ayudándome a desenredar esos nudos internos que se sienten como mochilas de acero. Me invitas a una plática honesta, a no omitir nungún detalle, a expresarme con total y absoluta libertad.
Me recuerdas que las emociones reprimidas enferman el alma, mientras que las canalizadas a través de tus líneas alivian. Me auxilias cuando mi vulnerabilidad es tal que mis palabras pueden ser malinterpretadas o hirientes, convirtiéndote en un refugio seguro y discreto para mi tormenta multicolor.
No solo me brindas un hombro amigo donde encuentro consuelo y claridad, eres una herramienta amable que me permite poner en práctica el arte de amarme, validarme y transitar mi peregrinaje en armonía conmigo misma
¡Gracias!
______________
Amor y Gracia,
Sandy
